Me llamo Marta, tengo 20 años y este verano decidí irme a Salou en busca de aventuras y trabajo. Sabía que sería difícil, pero estaba dispuesta a intentarlo. Así que, con mi maleta llena de ropa y una gran dosis de optimismo, me subí al autobús que me llevaría a mi destino.
Al llegar a Salou, me instalé en un pequeño apartamento que había alquilado previamente y comencé mi búsqueda de trabajo. Me recorrí todas las tiendas, bares y restaurantes de la zona, dejando mi currículum en cada uno de ellos. Pero, a pesar de mi empeño, las cosas no parecían salir como esperaba.
Una tarde, mientras paseaba por el centro de Salou, vi un cartel en la entrada de una discoteca que decía «Se busca personal». No lo dudé ni un segundo y entré. Después de hablar con el encargado, me ofreció trabajar de camarera en la discoteca y acepté encantada.
Pero eso no fue todo, también conseguí trabajo en un gimnasio de la zona. Siempre me ha gustado cuidar mi cuerpo y mantenerme en forma, así que era el trabajo perfecto para mí. Al poco tiempo, ya me había hecho amiga de algunos compañeros de trabajo y empezaba a sentirme como en casa.
Pero lo mejor estaba por llegar. Poco a poco fui conociendo gente en la zona, tanto locales como turistas, y gracias a mi trabajo en la discoteca me hice muy popular en redes sociales. Me encantaba salir de fiesta por la noche y bailar salsa y reagguetón hasta el amanecer, y a la gente parecía gustarle mi estilo y mi energía.
Fue así como conocí a Ana, una chica de mi edad que también trabajaba en la zona y con la que hicimos muy buenas migas. Compartíamos nuestros gustos por la ropa atrevida, el patinaje y la lectura en la playa. Decidimos montar un pub de primera hora, donde la gente pudiera tomar algo antes de ir a la discoteca, y la idea fue todo un éxito.
En poco tiempo, nuestro pub se convirtió en uno de los más populares de Salou y la gente empezó a venir a nuestra discoteca después. Fue entonces cuando mi vida dio un giro radical. Me sentía más viva que nunca, rodeada de amigos y de gente que admiraba mi trabajo y mi estilo de vida.
No puedo negar que hubo momentos duros, especialmente al principio cuando estaba sola y no había encontrado trabajo. Pero todo valió la pena por lo que vino después. Ahora, después de varios meses viviendo en Salou, puedo decir que me siento feliz y realizada.
Mis hobbies siguen siendo los mismos: ir al gimnasio, montar en patines, comprar y ponerme ropa atrevida, bailar salsa y reagguetón, y leer en la playa. Pero ahora los comparto con una gran cantidad de amigos y conocidos que he hecho en la zona.
No sé qué me deparará el futuro, pero estoy segura de que seguiré disfrutando de la vida y de todo lo que Salou tiene que ofrecer.
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